Además, lo único que quieren es que esos mejores amigos estén con ellos hasta el último momento de su vida. Lamentablemente, sin embargo, para algunos el momento de partir llega mucho antes.
Debido a esto, dejan una severa herida emocional en el alma del pequeño animal que queda solo. Tanto es así que, al principio, muchos de ellos se niegan a creer lo sucedido.
Como ocurrió con un canino que, por un momento, les impidió seguir enterrando a su fiel compañero. Por eso, en este post ofrecemos todos los detalles de esta historia.
La relación entre los 2 cachorros.
Un simpático golden retriever se encontraba en la misma casa con otro peludo y desde el primer segundo tuvieron un gran vínculo. Por eso, juntos se dedicaron a defenderse y transmitirse un excelente cariño.
Asimismo, se convirtieron en inmejorables compañeros de juegos y siestas. Ante esto, siempre se siguieron los procedimientos y no se los sacó a ningún lado durante los días.
Aunque, lamentablemente, un día tuvieron que separarse por motivos de fuerza mayor. Bueno, la salud del amigo del dorado sufrió constantemente y su ciclo de vida terminó.
A raíz de este predicamento, los encargados de los caninos debieron proceder a despedirlo y enterrarlo. Pero, el devoto perro perdiguero tuvo una actitud bastante conmovedora en ese instante.
El cachorro angustiado
El cachorrito buscó oponerse al funeral de su mejor amigo Tras la muerte del peludo, el Golden yació a su lado de la forma más desconsolada. Esto ya que ella no lo vio reaccionar.
Por ello, los dueños lo levantaron, llevaron el cuerpo a un área que estaba llena de tierra y comenzaron a cavar un hoyo para enterrarlo. Sin embargo, mientras eso ocurría, el perro perdiguero seguía creyendo que se podía hacer un último esfuerzo para recuperar a su amigo favorito.
De esta manera, ubicó su hocico sobre el abdomen del canino sin vida y lo apretó en repetidas ocasiones. Esto con el propósito de resucitarlo.
Pero a pesar de sus intentos, su mejor amigo no pudo obtener la respuesta que esperaba. Por lo tanto, los familiares humanos lo colocaron en el hoyo cavado y comenzaron a cubrirlo con tierra.
Sin embargo, el perro perdiguero no estaba del todo dispuesto a dejar de ver a su compañero canino. En ese orden de conceptos, se metió dentro de la cavidad para evitar que los individuos siguieran acumulando suciedad.
Además, sumergió la cabeza en lo que estaba enterrado para intentar oler y sentir nuevamente a su amigo. Pero, con el paso del tiempo, reconoció que el cachorro ya no tenía oportunidad de despertar.
Como consecuencia de esto, entró en un profundo estado de tristeza, buscó un lugar donde pudiera estar solo y permitió que se llevara a cabo el proceso de entierro. De esta manera, en la actualidad, el perrito fallecido ya descansa en paz.
Sin embargo, el dorado ha demostrado que nunca lo olvidará. Pues día tras día asiste a su tumba y permanece allí la mayor parte del día.
Es así como queda claro que la compañía que brindan los caninos es una de las más admirables. Esto se debe a que es puro e irrompible.