Una inesperada estatua de Buda escondida detrás de una roca me dejó sin aliento durante una caminata. Era como descubrir una obra maestra en medio del desierto.
La estatua de Buda fue un recordatorio de cómo el planeta todavía guarda secretos ocultos esperando ser descubiertos. Era como si el universo me hubiera llevado a este lugar para encontrar algo especial que se había perdido durante años.
Mientras estaba sentado allí admirando la estatua, sentí una sensación de paz y calma que nunca antes había sentido. Era como si la presencia de Buda hubiera bendecido la zona y todas las preocupaciones y el estrés hubieran desaparecido.
Saltar a la estatua de Buda fue una experiencia surrealista y me hizo darme cuenta de lo pequeños que somos en el gran esquema de las cosas. Fue un recordatorio de que todavía queda mucho por explorar y descubrir, y que siempre debemos mantenernos abiertos.
La colisión, el choque con la estatua de Buda sobre una gran roca fue una experiencia única en la vida en la oficina que nunca olvidaré. Me recordó la belleza de la cultura y la importancia de ser curiosos y abiertos. Si alguna vez te encuentras en el desierto, mantén los ojos abiertos: siempre sabrás qué tesoros podrías encontrar.
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